Aprovechando las fechas en las que estamos, a un par de días de Reyes, hoy os compartimos un artículo sobre drones recreativos, ya que un dron puede ser un regalo maravilloso, ideal para niños y niñas que disfrutan con la tecnología, los espacios abiertos y el sentido de la maravilla. Hacer volar uno de estos divertidos dispositivos supone una gran experiencia. Además, el pilotaje supondrá una mejora de la coordinación mano-ojo de los pequeños.
Hay que tener en cuenta que, aunque esto depende de cada niño, la edad mínima que recomendamos para iniciarse en el mundo de los drones sería de unos ocho años, y siempre bajo supervisión de un adulto que sepa manejar perfectamente el dron, ya que es posible que tenga que hacerse con el control del aparato.
Dicho esto, hay que tener en cuenta que se recomienda el uso de los drones en espacios controlados, respetando la legislación vigente de cada zona, y siempre que el dron no sobrepase los 250g. de peso y pueda ser considerado un juguete. En el caso de los niños además, hay que poner más cuidado de lo habitual, pues es fácil que se despisten o se entusiasmen demasiado. Hay que recordar que los drones pueden causar daños, tanto a cosas como a personas. En el vídeo que ilustra este artículo, realizado por la propia AESA (Agencia Española de Seguridad aérea) se explica con claridad lo que se puede hacer y lo que no.
Lo ideal para niños es buscar modelos básicos, de fácil manejo a través de móviles o tabletas mediante control WiFi. Para empezar, existe una gran variedad de pequeños drones capaces de volar en casa o en un pequeño jardín que harán las delicias de los más pequeños. Hay que tener en cuenta que las baterías de estos drones están alrededor de 10-12 minutos como mucho.
A medida que el control del dron sea mayor y el niño crezca, podemos pasar a modelos más interesantes, con una batería más larga y un control de distancia mayor, recordando siempre mantenerse dentro de espacios controlados y cumpliendo la legislación.
Con estos modelos un poco más avanzados podemos incluir una cámara, lo que supone un nuevo juego para el control del dron, la exploración y la creatividad posterior, ya que podrán usar las grabaciones para producir sus propios vídeos. Del mismo modo, aumenta la distancia de vuelo y la batería.
Los drones son una excelente manera de entretenimiento, pero no son un juguete como puede ser un coche controlado a distancia. Hay que tener en cuenta la ley, pero también el sentido común a la hora de regalarlo y de supervisar su uso. Si se hace correctamente, puede ser una experiencia fascinante para toda la familia.
Por Alfredo Álamo.
Escritor y apasionado de las buenas historias.